Encontrar el momento y la forma correcta para orar al inicio de nuestro matrimonio fue difícil. No podíamos ponernos de acuerdo. Mi esposo quería que estuviéramos de rodillas y yo quería que hiciéramos mas silencio para escuchar a Dios. El poco crecimiento espiritual en ese momento de nuestras vidas impedía ver lo que realmente era importante. Teníamos muchas discusiones. Tuvimos que tomar la decisión de orar por separado, para bajar la tensión entre nosotros. Mi esposo escogió el camino de San Josemaría y yo el de San Ignacio de Loyola. Después de unos 3 años. Dios nos hizo converger en nuestra fe y nos mostró el mismo camino “Amar y Servir”.
Para los niños esa diferencia entre nosotros era difícil. Nuestras oraciones con ellos se limitaban a momentos específicos en la mañana, las comidas, la noche o al momento de estudiar y realizar las tareas del hogar. En ocasiones eran momentos bonitos, pero otros eran todo, menos oración. Dios tiene un propósito y el control de nuestro crecimiento espiritual. Debemos perseverar aún en medio de las adversidades. A este momento hemos logrado converger todos y crecer juntos espiritualmente.
Samuel Alejandro nuestro hijo menor. Es un niño independiente. Desde que tiene un año y medio lo he visto ir al baño solo. Arreglar su cuarto. Leer varios libros. Buscar estar cerca de Dios. Cuando tenia 6 años, celebraba la Misa todos los días, varias veces al día. Ponía a Jack nuestro perro y todos los juguetes como sus feligreses. Sin exagerar creo que leyó toda la biblia en ese tiempo. Así usaba todos los recesos. Decía que sería sacerdote. Dios sigue haciendo la obra en él. Comenzó con un deseo intenso de hacer el Santo Rosario todos los días. En ocasiones lo acompañábamos, pero otras veces estábamos muy cansados. El se quedaba dormido con el Rosario en la mano, esperando que nosotros fuéramos a su cuarto y rezar con él. Hace unas semanas me llegó la invitación para entrar a “The Rosary Club” un grupo de WhatsApp que ha sido tan importante para Samuel.
Cada día a las 09:00 p.m. en punto él reza con ellos. Por esa inspiración ha creado el grupo del “Rosario de los niños” a las 07:00 p.m. Hace dos o tres rosario cada día. Lo que me encanta es ver la disposición, entrega, alegría, compromiso, energía, liderazgo, piedad que pone en cada Rosario. No necesita que le recordemos.





¿Por qué contarles todo esto?
El corazón de nuestros hijos, es un diamante, tenemos una gran labor que hacer con ellos. Con el favor de Dios y nuestro esfuerzo. Debemos ayudarlos a crecer. No dejemos la fe de los niños (as) para cuando estén grandes. Es hoy que debemos actuar. En una ocasión leí un post donde una mamá expresaba que no quería que nadie influyera en la decisión de fe de su hija. Expresaba que cuando estuviera grande, ella misma tomaría el camino que quisiera, incluso si era no creer en Dios. Como madre ella iba a apoyar a su hija. Con todo lo que les conté de Samuel Alejandro y lo que está mamá expreba. Veo lo importante de apoyar a los niños, estar cerca de ellos y guiarlos. Como papás hemos tenido que salir de nuestra zona de comodidad y acompañar a Samuel cuando celebraba las misas. Vencer el sueño y hacer el rosario con él. Revisar las presentaciones con las oraciones y asegurar que todo está bien. Apoyarle en hacer los links para las reuniones. Estar activos en los chats para dar seguimiento al rosario de cada día. Cambiar reuniones para no alterar los clubs del rosario y dejar la cuenta libre para que Samuel pueda usarla. Son muchos los cambios y la entrega por amor a nuestro hijo y su crecimiento espiritual.
Lo importante es comenzar. Aunque sea una pequeña oración por la mañana. Dios irá tomando el control. Entre más nos esforcemos más sed tendremos de estar cerca de Dios.
El corazón de sus hijos les pertenece. No dejen la fe al azar. Puede ser muy peligroso.
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Patricia de Lacayo
Esposa y Madre de 3 hijos varones
Asesora Familiar
Mamá Homeschooler