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Mi pequeño Gran Adolescente

Muchos papás viven en la angustia de tener un adolescente en casa.

Es sabido que es una etapa de transformaciones y deben tomar en cuenta que los hijos a esa edad están ansiosos porque no saben lo que les pasa, experimentan miedos que deben enfrentar y que no conocen. Somos nosotros como papás los que debemos entenderlos para ayudarlos en esa transición tan importante en sus vidas. Están dejando de ser niños para convertirse en jóvenes, ellos saben que la vida les pedirá más cuentas, saben que tendrán que tomar más decisiones y saben que esas decisiones marcarán el resto de su vida, ellos nos necesitan y es necesario estar presentes.

Hace unos meses leí en un libro en el cual se menciona que todos tenemos dos etapas de cambios, una es la adolescencia y la otra es justo entre los 40 a 45 años. Leer eso me llenó de asombro, justo porque yo estoy en la etapa de los 40 y es cierto, cambiamos, pero a esa edad tenemos mayor madurez, la vida se ve diferente, tomamos más y mejores decisiones y nos damos cuenta que las opciones elegidas en la etapa de los 40 marcarán el resto de nuestras vidas, nos ayudará a tener una vejez más plena.

Ahora bien, como les comentaba antes, a los 40 hay madurez. A los 13, 14, 15… 20 años no la hay, ellos necesitan de nuestro apoyo, compañía, amor y escucha activa. Necesitan protección y saber que cuentan con nosotros. Lo veo en mi pequeño gran adolescente, él disfruta ser consentido, acariciado, le encanta que estemos en su cuarto al dormir y que le demostremos nuestro amor, sigue siendo un niño en proceso de cambio.

Muchos papás no se dan cuenta que los niños/niñas, adolescentes, están siendo arrastrados por la hipersexualidad, por las redes sociales, los juegos en línea, vestir con modas que no les pertenecen, todo esto y muchisimas otras influencias están robando la infancia a nuestros hijos. Recordemos que hay un momento para cada cosa y una cosa para cada momento. Debemos guiar a nuestros hijos en cada situación para que no se pierdan y para que disfruten la vida. Dejemos de asumir que ellos saben que hacer, escuchemos con el corazón y hablemos con amor.